domingo, 23 de marzo de 2014

FRANCISCO RODRÍGUEZ NODAL




El reconocimiento que Carmona le ha hecho a Francisco Rodríguez Nodal es el justo pago a este artesano que ha dedicado toda su vida a engrandecer el nombre de su ciudad, a través de su  exquisita labor como ebanista, tallista, pintor ó escritor. Es imposible enumerar en este reportaje el extenso curriculum de Francisco, pero no podemos obviar que, desde que se formó en la Escuela de Bellas Artes San Isabel de Hungría de Sevilla, su fecunda obra le ha llevado obtener, entre otros, el Diploma de Honor de la Primera Feria de Muestra de Sevilla, el primer premio en la 1ª Muestra Provincial de Artesanía, ó el Diploma del Ministerio de Cultura en el concurso “Arte Joven”, amén de haber sido seleccionado por la Diputación de Sevilla para participar en varias ocasiones en “Expo Arte”. En su taller conviven piezas únicas que son testimonio de su extraordinaria labor de investigador en la artesanía de la madera. Una impresionante  réplica del Guernica de Picasso, tallada en maderas nobles preside la muestra permanente que atesora su hogar. Allí se abrazan a la vista, un estupendo mueble holandés que el talento de este maravilloso hombre construyó a través de un sueño que tuvo, así como un exquisito Bureau con ingeniosos cajones ocultos, o un Bargueño majestuoso en el que se suceden los secretos del buen quehacer de este ebanista de primera (como el imperceptible ensamblaje de lazo perdido, el torneado, la taracea, resortes que esconden compartimentos invisibles), tableros de ajedrez, atriles, acuarelas, tallas de santos, secretaires, bulls, y sobre todo su impecable ejecución de esa técnica milenaria,  descubierta en las jamugas de los faraones,  que es la taracea. Es tan rica su obra que la gente de a pié no comprendemos de dónde sacó tiempo Francisco para, además, escribir dos libros valientes que hablan de las atrocidades de la guerra civil en Carmona, de la que Francisco fue testigo en primera persona. El primero “Caínes del Amanecer” va por su cuarta edición y es una lectura obligada en la que Francisco nos muestra la madreperla de su corazón, que es la falta de  rencor con que nos describe unos horribles hechos que sufrió siendo niño. Su otro libro, “Al paso alegre de la paz”, lleva el mismo camino,  y ya va por su segunda edición.  Enhorabuena, pues, Francisco, por tu generosidad como artista, por tu compromiso valiente como ciudadano, y sobre todo, por tu inmensurable patrimonio humano.

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